ES/SB 5.14 El resumen


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


En este capítulo se da el significado directo de la alegoría del bosque de la existencia material. A veces los mercaderes van al bosque a recoger artículos valiosos para venderlos en la ciudad y sacar beneficios; sin embargo, los senderos del bosque están plagados de peligros. Cuando el alma pura desea abandonar el servicio del Señor para disfrutar del mundo material, Kṛṣṇa no tiene inconveniente en darle una oportunidad de entrar en este mundo. Como se afirma en el Prema-vivarta: kṛṣṇa-bahirmukha hañā bhoga vāñchā kare. Esa es la razón de que el alma espiritual pura caiga al mundo material. Bajo la influencia de las tres modalidades de la naturaleza material, la entidad viviente realiza actividades que la llevan a distintas posiciones en distintas especies. Unas veces es un semidiós en los planetas celestiales, y otras es una criatura de lo más insignificante en los sistemas planetarios inferiores. A este respecto, Śrīla Narottama dāsa Ṭhākura dice: nānā yoni sadā phire: la entidad viviente pasa por diversas especies. Kardarya bhakṣaṇa kare: Se ve obligada a comer y a disfrutar de cosas abominables. Tāra janma adhaḥ-pāte yāya: de ese modo, toda su vida es un fracaso. Sin la protección de un vaiṣṇava pleno de misericordia, el alma condicionada no puede liberarse de las garras de māyā. Como se explica en el Bhagavad-gītā (manaḥ ṣaṣṭhānīndriyāṇi prakṛti-sthāni karṣati), la entidad viviente comienza su vida material con la mente y los cinco sentidos de adquisición de conocimiento, y con ellos lucha por la existencia en el mundo material. A esos sentidos se les compara a los bandidos y ladrones del bosque. Privan al hombre de conocimiento y le hacen caer en las redes de la nesciencia. Así pues, los sentidos son como bandidos y ladrones que despojan a la entidad viviente de conocimiento espiritual. Además de esto, en la familia, la esposa y los hijos son como las alimañas del bosque, que se alimentan de carne humana. La entidad viviente se deja atacar por zorras y chacales (la esposa y los hijos); de ese modo se termina su verdadera vida, la vida espiritual. En el bosque de la vida material, todos son envidiosos como mosquitos; las ratas y los ratones siempre están dando molestias. Todo el que vive en el mundo material tiene que pasar por muchas situaciones difíciles, rodeado de gente envidiosa y animales molestos. El resultado es que en el mundo material la entidad viviente siempre tiene que sufrir los robos y mordeduras de muchas otras entidades vivientes. Aun así, y a pesar de esas perturbaciones, no desea abandonar la vida familiar, y continúa con sus actividades fruitivas, en un intento de labrarse un futuro feliz. De ese modo, se va enredando cada vez más y más en los resultados del karma, y se ve obligada a cometer actos impíos. El Sol es testigo de sus actividades diurnas; la Luna es su testigo nocturno; y los semidioses también contemplan sus actividades; el alma condicionada, sin embargo, cree que nadie es testigo de sus intentos de complacer los sentidos. A veces, cuando le descubren, renuncia a todo durante algún tiempo, pero, debido a su gran apego por el cuerpo, abandona la vida de renuncia antes de poder alcanzar la perfección.

En el mundo material hay mucha gente envidiosa. En él hay gobiernos que recaudan impuestos, y a quienes se compara a búhos, y hay grillos invisibles que producen sonidos insoportables. Ciertamente, el alma condicionada se ve muy hostigada por los agentes de la naturaleza material; pero debido a las compañías indeseables, pierde la inteligencia. Cuando trata de aliviarse de los sufrimientos de la existencia material, cae víctima de falsos yogīs, sādhus y encarnaciones, que pueden mostrar algo de magia, pero que no entienden el servicio devocional. A veces, el alma condicionada se queda sin dinero, y debido a ello se desahoga maltratando a su familia. En el mundo material no hay el menor rastro de la verdadera felicidad, por la cual suspira vida tras vida el alma condicionada. Los funcionarios del gobierno son como rākṣasas carnívoros; para sufragar los gastos del gobierno, imponen fuertes impuestos, los cuales causan al alma condicionada, que tanto tiene que trabajar, una profunda desesperanza.

La senda de las actividades fruitivas conduce a montañas escabrosas; a veces, el alma condicionada quiere atravesarlas, pero nunca lo consigue; debido a ello, cada vez está más afligida y desanimada. Cuando tiene dificultades económicas y materiales, se muestra iracundo e injusto con su familia. El condicionamiento material da lugar a cuatro necesidades de primer orden; una de ellas es el sueño, que se compara con una serpiente pitón. Cuando duerme, el alma condicionada olvida por completo su verdadera existencia, y no siente los problemas de la vida material. A veces está necesitada de dinero y se dedica al robo y al fraude, aunque puede que, mientras tanto, tenga mucha relación con devotos, aparentando buscar el avance espiritual. El único deber del alma condicionada es liberarse de las garras de māyā, pero, sin una guía adecuada, se enreda cada vez más en los asuntos materiales. El mundo material no es más que una gran fuente de dificultades; en él solo hay inconvenientes, que se presentan en forma de felicidad, aflicción, apego, enemistad y envidia. En esencia, es un mundo compuesto de sufrimientos y miserias. Cuando una persona pierde la inteligencia debido al apego por la esposa y la vida sexual, su conciencia se contamina completamente. Entonces solamente piensa en estar en compañía de mujeres. El factor tiempo, que es como una serpiente, se lleva la vida de todos, desde el Señor Brahmā hasta la insignificante hormiga. A veces, el alma condicionada trata de salvarse del tiempo, que fluye inexorable, y para ello se refugia en un farsante que se hace pasar por su salvador. Por desdicha, ese farsante ni siquiera puede salvarse a sí mismo. ¿Qué protección podrá brindar a otros? Esos falsos salvadores no se preocupan del conocimiento genuino que transmiten los brāhmaṇas cualificados y las fuentes védicas. Su única ocupación consiste en entregarse a la vida sexual y aconsejar la libertad sexual incluso a las viudas. Por lo tanto, son como monos del bosque. Esta es la explicación que Śrīla Śukadeva Gosvāmī dio a Mahārāja Parīkṣit acerca del bosque del mundo material y su difícil sendero.