ES/SB 7.7.16


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 16

tat tu kālasya dīrghatvāt
strītvān mātus tirodadhe
ṛṣiṇānugṛhītaṁ māṁ
nādhunāpy ajahāt smṛtiḥ


PALABRA POR PALABRA

tat—esa (instrucción acerca de la religión y el conocimiento); tu—en verdad; kālasya—de tiempo; dīrghatvāt—debido a la extensión; strītvāt—por ser una mujer; mātuḥ—de mi madre; tirodadhe—desapareció; ṛṣiṇā—por el sabio; anugṛhītam—bendecido; mām—a mí; na—no; adhunā—hoy; api—incluso; ajahāt—abandonada; smṛtiḥ—la memoria (de las instrucciones de Nārada).


TRADUCCIÓN

Mi madre, debido al mucho tiempo transcurrido desde entonces, y debido también a la poca inteligencia propia de las mujeres, ha olvidado todas esas instrucciones; yo, sin embargo, recibí la bendición del gran sabio Nārada, de manera que no he podido olvidarlas.


SIGNIFICADO

En el Bhagavad-gītā (9.32), el Señor dice:


māṁ hi pārtha vyapāśritya
ye 'pi syuḥ pāpa-yonayaḥ
striyo vaiśyās tathā śūdrās
te 'pi yānti parāṁ gatim


«¡Oh, hijo de Pṛthā!, aquellos que se refugian en Mí, aunque sean de nacimiento inferior, mujeres, vaiśyas [comerciantes] o śūdras [trabajadores], pueden alcanzar el destino supremo». La palabra pāpa-yoni se refiere a los que son inferiores a los śūdras; una mujer, aunque no sea pāpa-yoni, como es menos inteligente, a veces olvida las instrucciones devocionales. Sin embargo, si es lo bastante fuerte, no tiene por qué olvidar. Las mujeres, por lo general, están apegadas al disfrute material, y, debido a esa tendencia, a veces olvidan las instrucciones devocionales. Pero la afirmación del Señor de que incluso una mujer, si practica servicio devocional estrictamente, siguiendo las reglas y regulaciones, puede regresar a Dios (te 'pi yānti parāṁ gatim), no es en absoluto sorprendente. Debemos refugiarnos en el Señor y seguir estrictamente las reglas y regulaciones. Entonces, sea cual sea nuestra posición, regresaremos al hogar, de vuelta a Dios. La madre de Prahlāda Mahārāja estaba preocupada, ante todo, por la protección del niño que llevaba en el vientre; también esperaba ansiosa el regreso de su marido. Por esa razón, no pudo recibir con seriedad las sublimes instrucciones de Nārada Muni.