ES/SB 7.7 El resumen


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


En este capítulo, Prahlāda Mahārāja, para disipar las dudas de sus compañeros de clase, los hijos de los demonios, explica que, mientras estaba en el vientre de su madre, escuchó las instrucciones de Nārada Muni acerca del bhāgavata-dharma. Cuando Hiraṇyakaśipu abandonó su reino para ejecutar rigurosas austeridades en la montaña Mandarācala, los demonios se dispersaron. Por aquel entonces, Kayādhu, la esposa de Hiraṇyakaśipu, estaba embarazada. Los semidioses pensaron que llevaba otro demonio en su seno, y la detuvieron con intención de matar a su hijo tan pronto como naciera. Pero cuando la conducían a los planetas celestiales, se encontraron con Nārada Muni, quien les disuadió de su propósito y brindó refugio a Kayādhu en su āśrama hasta el regreso de Hiraṇyakaśipu. En el āśrama de Nārada Muni, Kayādhu oró por la protección del niño que llevaba en el vientre; Nārada Muni la tranquilizó y le dio instrucciones acerca del conocimiento trascendental. Prahlāda Mahārāja, aunque no era más que un bebé en el vientre materno, escuchó con gran atención esas instrucciones y se benefició de ellas. El alma espiritual siempre está aparte del cuerpo material. La forma espiritual de la entidad viviente no está sujeta a cambios. Toda persona que esté por encima del concepto corporal de la vida es pura y puede recibir conocimiento trascendental. Ese conocimiento trascendental es el servicio devocional, y Prahlāda Mahārāja, mientras vivía en el vientre de su madre, recibió las instrucciones de Nārada Muni acerca del servicio devocional. Toda persona que se ocupe en el servicio del Señor siguiendo las instrucciones de un maestro espiritual genuino, se libera de inmediato; una vez fuera de las garras de māyā, queda libre de la ignorancia y de los deseos materiales. Todo el mundo tenemos el deber de refugiarnos en el Señor Supremo, para así liberarnos de todos los deseos materiales. Sea cual sea la condición material en que nos encontremos, podemos alcanzar esa perfección. El servicio devocional no depende de las actividades materiales de austeridad, penitencia, yoga místico o actos piadosos. Incluso si carecemos de esas cualificaciones, podemos alcanzar el servicio devocional por la misericordia de un devoto puro.