ES/SB 4.27.5
TEXTO 5
- tayaivaṁ ramamāṇasya
- kāma-kaśmala-cetasaḥ
- kṣaṇārdham iva rājendra
- vyatikrāntaṁ navaṁ vayaḥ
PALABRA POR PALABRA
tayā—con ella; evam—de esta forma; ramamāṇasya—disfrutar; kāma—lleno de lujuria; kaśmala—pecaminoso; cetasaḥ—corazón; kṣaṇa-ardham—en un pequeño instante; iva—como; rāja-indra—¡oh, rey!; vyatikrāntam—se desvaneció; navam—nueva; vayaḥ—vida.
TRADUCCIÓN
Mi querido rey Prācīnabarhiṣat, el rey Purañjana, con el corazón lleno de lujuria y de reacciones pecaminosas, comenzó a disfrutar de la vida sexual con su esposa. De esta forma, su juventud y el frescor de su vida se desvanecieron en un instante.
SIGNIFICADO
Śrīla Govinda dāsa Ṭhākura ha cantado:
- e-dhana, yauvana, putra, parijana,
- ithe ki āche paratīti re
- kamala-dala-jala, jīvana ṭalamala,
- bhaja huṁ hari-pada nīti re
En estos versos, Śrīla Govinda dāsa dice que los placeres de la juventud no dan felicidad. En la juventud, sentimos un fuerte impulso de disfrutar de todo tipo de objetos de los sentidos. Los objetos de los sentidos son la forma, el gusto, el olor, el tacto y el sonido. El método científico contemporáneo, es decir, el progreso de la civilización científica, nos anima a que disfrutemos de esos cinco sentidos. A los jóvenes les gusta mucho ver formas hermosas, escuchar mensajes por la radio sobre noticias materialistas y canciones para complacer los sentidos, oler flores y perfumes fragantes, y tocar el suave cuerpo y los senos de una muchacha joven y finalmente sus órganos sexuales. Todo esto también les resulta muy agradable a los animales; por eso la sociedad humana contempla restricciones en el disfrute de los cinco objetos de los sentidos. Quien no las sigue, es exactamente como un animal.
Por lo tanto, en este verso se afirma específicamente: kāma-kaśmala-cetasaḥ: La conciencia del rey Purañjana se contaminó con deseos lujuriosos y actividades pecaminosas. En el verso anterior se afirmó que Purañjana, aunque gozaba de un elevado nivel de conciencia, yacía con su esposa en un suave lecho. Esto indica que se entregó demasiado a la vida sexual. En este verso también son significativas las palabras navaṁ vayaḥ, que se refieren al período de la juventud que va desde los dieciséis hasta los treinta años. Esos trece o quince años son una edad en que se puede disfrutar de los sentidos con mucha intensidad. A esa edad, el joven piensa que podrá seguir disfrutando de los sentidos durante toda la vida, pero como dice el proverbio, el tiempo no perdona. Los años jóvenes se acaban muy pronto. Aquel que desperdicia su juventud y su vida cometiendo actividades pecaminosas, se desalienta y se desilusiona en cuanto acaba el breve período de la juventud. Los disfrutes materiales de la juventud le son especialmente agradables a la persona que no tiene formación espiritual. El resultado de una educación basada en el concepto corporal de la vida es una vida sin alicientes, pues el disfrute corporal de los sentidos se termina hacia los cuarenta años. A partir de esa edad, y debido a la falta de conocimiento espiritual, todo es desilusión. Para esa persona, la juventud se acaba en un pequeño instante. Así, el placer que el rey Purañjana sentía al acostarse con su esposa pronto desapareció.
Kāma-kaśmala-cetasaḥ también indica que las leyes de la naturaleza no permiten el disfrute de los sentidos sin restricciones en la forma humana de vida. Quien cae en ese disfrute sin restricciones lleva una vida de pecado. Los animales no violan las leyes de la naturaleza. Sus impulsos sexuales, por ejemplo, son muy fuertes en determinados meses del año. El león es muy poderoso. Come carne y tiene mucha fuerza, pero solo disfruta de la vida sexual una vez al año. De manera similar, según los mandamientos religiosos, el hombre solo deber tener relaciones sexuales una vez al mes, después del período menstrual de la esposa; si la esposa está embarazada, no se permite ninguna relación sexual. Esa es la ley para los seres humanos. En esas circunstancias, si desea disfrutar de la vida sexual, puede hacerlo con otra esposa que no esté embarazada. Estas leyes se dan en la Manu-saṁhitā y otras Escrituras.
Esas leyes y Escrituras son para los seres humanos. Quien las viola, incurre en pecado. La conclusión es que disfrutar de los sentidos sin restricciones significa cometer actividades pecaminosas. Vida sexual ilícita es aquella que viola las leyes que se dan en las Escrituras. Quien viola las leyes de las Escrituras, los Vedas, comete actividades pecaminosas, y el que se ocupa en actividades pecaminosas no puede cambiar su conciencia. Nuestro verdadero deber es llevar la conciencia desde kaśmala, la conciencia pecaminosa, a Kṛṣṇa, el supremo puro. Como se confirma en el Bhagavad-gītā (paraṁ brahma paraṁ dhāma pavitraṁ paramaṁ bhavān), Kṛṣṇa es el supremo puro; si llevamos nuestra conciencia desde el disfrute material a Kṛṣṇa, nos purificamos. Ese es el proceso de ceto-darpaṇa-mārjanam, el proceso de limpieza del espejo del corazón que recomienda el Señor Caitanya Mahāprabhu.