ES/SB 4.28.63


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 63

yathā puruṣa ātmānam
ekam ādarśa-cakṣuṣoḥ
dvidhābhūtam avekṣeta
tathaivāntaram āvayoḥ


PALABRA POR PALABRA

yathā—como; puruṣaḥ—la entidad viviente; ātmānam—su cuerpo; ekam—uno; ādarśa—en un espejo; cakṣuṣoḥ—con los ojos; dvidhā-ābhūtam—que existe en dos; avekṣeta—ve; tathā—de manera similar; eva—ciertamente; antaram—diferencia; āvayoḥ—entre nosotros.


TRADUCCIÓN

Una persona no ve diferencia entre ella misma y su imagen reflejada en un espejo, mientras que otros ven dos cuerpos distintos. De la misma manera, en la posición material, en que la entidad viviente está condicionada y simultáneamente no condicionada, hay una diferencia entre Dios y la entidad viviente.


SIGNIFICADO

Bajo la influencia del condicionamiento material, los filósofos māyāvādīs no pueden ver la diferencia entre el Señor Supremo y la entidad viviente. El Sol, cuando se refleja en un cántaro de agua, sabe que su imagen reflejada en el agua no es diferente de él. Los que están bajo la influencia de la ignorancia, perciben muchos soles pequeños, reflejados uno en cada cántaro. Tanto el Sol original como los reflejos son muy brillantes, pero los reflejos son pequeños, mientras que el Sol original es muy grande. Los filósofos vaiṣṇavas llegan a la conclusión de que la entidad viviente es una pequeña representación de la Suprema Personalidad de Dios original. Cualitativamente, Dios y las entidades vivientes son iguales, pero cuantitativamente, las entidades vivientes son pequeños fragmentos de la Suprema Personalidad de Dios. El Señor Supremo es pleno, poderoso y opulento. En el verso anterior, el Señor dice: «Mi querido amigo, tú y Yo no somos diferentes». Ese no ser diferentes se refiere a la unidad cualitativa, ya que Paramātmā, la Suprema Personalidad de Dios, no tenía entonces necesidad de recordar al alma condicionada la desigualdad cuantitativa que existe entre ambos. El alma autorrealizada nunca se considera igual a la Suprema Personalidad de Dios en todos los aspectos. Cualitativamente son iguales, pero la entidad viviente tiene la tendencia a olvidar su identidad espiritual, mientras que la Suprema Personalidad de Dios nunca olvida. Esa es la diferencia entre lipta y alipta. La Suprema Personalidad de Dios es eternamente alipta, es decir, está libre de la contaminación de la energía externa. El alma condicionada, sin embargo, al estar en contacto con la naturaleza material, olvida su verdadera identidad; por esa razón, cuando se ve en el estado condicionado, se identifica con el cuerpo. Sin embargo, la Suprema Personalidad de Dios no ve diferencia entre el cuerpo y el alma. Todo Él es alma; no tiene cuerpo material. Tanto la Superalma como el alma individual están dentro del cuerpo, pero en la Superalma, Paramātmā, no hay identificaciones falsas, mientras que el alma condicionada se identifica con el cuerpo que posee. La Superalma recibe el nombre de antaryāmī, y Se manifiesta en infinidad de expansiones. Esto se confirma en el Bhagavad-gītā (13.3): kṣetrajñaṁ cāpi māṁ viddhi sarva-kṣetreṣu bhārata: «¡Oh, vástago de Bharata!, debes comprender que Yo soy también el conocedor en todos los cuerpos».

La Superalma está en todos los cuerpos, mientras que el alma individual está condicionada en un determinado tipo de cuerpo. El alma individual no puede saber lo que está ocurriendo en el cuerpo de otro, pero la Superalma sabe muy bien lo que está ocurriendo en todos los cuerpos. En otras palabras, la Superalma nunca desciende de la plenitud de Su posición espiritual, mientras que el alma individual tiene la tendencia a olvidar. Además de esto, el alma individual no está en todas partes. Por lo general, en el estado condicionado el alma individual no puede entender su relación con la Superalma, pero a veces, cuando está libre de todo rastro de existencia condicionada, puede ver realmente la diferencia que hay entre ella y la Superalma. Cuando la Superalma dice al alma condicionada: «Tú y Yo somos uno y el mismo», está recordándole al alma condicionada que sus identidades, desde el punto de vista cualitativo, son una sola. En el Canto Tercero del Śrīmad-Bhāgavatam (3.28.40), se dice:


yatholmukād visphuliṅgād
dhūmād vāpi sva-sambhavāt
apy ātmatvenābhimatād
yathāgniḥ pṛthag ulmukāt


El fuego presenta distintos aspectos: las llamas, las chispas y el humo. Cualitativamente, son una misma cosa, pero entre el fuego, las llamas, las chispas y el humo, hay diferencias. La entidad viviente queda condicionada, pero la Suprema Personalidad de Dios es distinta, pues nunca queda condicionada. En los Vedas se afirma: ātmā tathā pṛthag draṣṭā bhagavān brahma-saṁjñitaḥ. Tanto el alma individual como la Suprema Personalidad de Dios, que es el observador de todo, son ātmā. Ambos son espíritu, pero siempre hay una diferencia. En el smṛti se dice también: yathāgneḥ kṣudrā visphuliṅgā vyuccaranti. Las pequeñas almas individuales están en la gran llama espiritual tal como las chispas en la hoguera. En el Bhagavad-gītā (9.4), el Señor Kṛṣṇa dice: matsthāni sarva-bhūtāni na cāhaṁ teṣv avasthitaḥ: «Todos los seres están en Mí, pero Yo no estoy en ellos». Aunque todos los seres vivos reposan en Él, como las diminutas chispas ardientes que dependen de una llama más grande, sus respectivas posiciones son distintas. De manera similar, en el Viṣṇu Purāṇa se dice:


eka-deśa-sthitasyāgner
jyotsnā vistāriṇī yathā
parasya brahmaṇaḥ śaktis
tathedam akhilaṁ jagat


«El fuego está en un lugar determinado, desde el que reparte luz y calor. De manera similar, la Suprema Personalidad de Dios distribuye Sus energías de diversas maneras». La entidad viviente no es más que una de esas energías (energía marginal). En un sentido, la energía y la fuente de la energía son una misma cosa, pero sus posiciones, como energía y fuente de la energía, son distintas. Del mismo modo, la forma saccid-ānanda que se confirma en la Brahma-saṁhitā (īśvaraḥ paramaḥ kṛṣṇaḥ sac-cidānanda-vigrahaḥ) y la forma de la entidad viviente son distintas tanto en el estado condicionado como en el estado liberado. Solo los ateos consideran que la entidad viviente y la Suprema Personalidad de Dios son iguales en todo aspecto. Por esa razón, Caitanya Mahāprabhu dice: māyāvādi-bhāṣya śunile haya sarva-nāśa: «Quien siga las instrucciones de los filósofos māyāvādīs y crea que la Suprema Personalidad de Dios y el alma individual son iguales, perderá para siempre la posibilidad de comprender la verdadera filosofía».