ES/SB 7.5 El resumen


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


Prahlāda Mahārāja no seguía las órdenes de sus maestros, pues estaba siempre ocupado en adorar al Señor Viṣṇu. Como se explica en este capítulo, Hiraṇyakaśipu trató de matar a Prahlāda Mahārāja, pero, aunque lo intentó con serpientes venenosas y llegó incluso a arrojarle bajo las patas de los elefantes, no lo consiguió.

El maestro espiritual de Hiraṇyakaśipu, Śukrācārya, tenía dos hijos, llamados Ṣaṇḍa y Amarka, a quienes les fue encomendada la educación de Prahlāda Mahārāja. Los dos maestros trataron de educar al niño Prahlāda en política, economía y otras actividades materiales, pero él no prestaba atención a sus enseñanzas. En cambio, continuaba siendo un devoto puro. A Prahlāda Mahārāja nunca le gustó la idea de hacer diferencias entre amigos y enemigos. Debido a sus inclinaciones espirituales, era ecuánime con todos.

Un día, Hiraṇyakaśipu preguntó a su hijo qué era lo mejor que había aprendido de sus maestros. Prahlāda Mahārāja le contestó que cuando un hombre tiene su conciencia absorta en la dualidad material y piensa: «Esto es mío, y eso es de mi enemigo», lo que debe hacer es abandonar la vida familiar y retirarse al bosque para adorar al Señor Supremo.

Al escuchar a su hijo hablar del servicio devocional, Hiraṇyakaśipu concluyó que el niño había sido corrompido por algún compañero en el colegio. Entonces aconsejó a los maestros que cuidasen bien de su pequeño para evitar que se convirtiera en un devoto consciente de Kṛṣṇa. Sin embargo, cuando los profesores preguntaron a Prahlāda Mahārāja por qué iba en contra de sus enseñanzas, Prahlāda les dijo que el sentido de propiedad es un concepto erróneo, y que, por ello, estaba tratando de ser un devoto puro del Señor Viṣṇu. Los maestros, muy enfadados con esta respuesta, le riñeron y le amenazaron con toda clase de espantosos castigos. Después de poner todo su empeño en enseñarle, le llevaron ante su padre.

Hiraṇyakaśipu, con mucho cariño, sentó al pequeño en su regazo, y entonces le preguntó qué era lo mejor que había aprendido de sus maestros. Prahlāda, como tenía por costumbre, comenzó a alabar los nueve procesos del servicio devocional, como śravaṇaṁ y kīrtanaṁ. Entonces, el rey de los demonios, Hiraṇyakaśipu, montó en cólera y riñó a los maestros, Ṣaṇḍa y Amarka, por haber dado a su hijo, Prahlāda Mahārāja, una educación equivocada. Los así llamados maestros informaron entonces al rey de que Prahlāda Mahārāja era un devoto por naturaleza, y que no escuchaba sus enseñanzas. Cuando hubieron demostrado su inocencia, Hiraṇyakaśipu preguntó a Prahlāda de dónde había aprendido el viṣṇu-bhakti. Prahlāda Mahārāja le contestó que las personas apegadas a la vida familiar nunca se vuelven conscientes de Kṛṣṇa, ni individual ni colectivamente, sino que, por el contrario, sufren en el mundo material sometidos al ciclo de nacimientos y muertes, y continúan masticando lo ya masticado. Prahlāda explicó que todo hombre tiene el deber de refugiarse en un devoto puro, para de ese modo poder entender el proceso de conciencia de Kṛṣṇa.

Lleno de rabia al oír aquella respuesta, Hiraṇyakaśipu empujó a Prahlāda Mahārāja fuera de su regazo. Aquel traidor, Prahlāda, había llegado al extremo de hacerse devoto del propio Viṣṇu, el que había matado a su tío Hiraṇyākṣa; inmediatamente, Hiraṇyakaśipu ordenó a sus asistentes que le mataran. Pero, aunque le golpearon con armas afiladas, le echaron bajo las patas de los elefantes, le sometieron a condiciones infernales, le tiraron desde el pico de una montaña y trataron de matarle de mil maneras distintas, todo fue inútil. Hiraṇyakaśipu tenía cada vez más miedo de su hijo Prahlāda Mahārāja; hizo que le detuvieran. Los hijos de Śukrācārya, el maestro espiritual de Hiraṇyakaśipu, comenzaron de nuevo a educarle a su manera, pero Prahlāda no aceptó sus instrucciones. Cuando los maestros no estaban en clase, Prahlāda Mahārāja predicaba conciencia de Kṛṣṇa en la escuela, y, con sus enseñanzas, todos sus compañeros de clase, los hijos de los demonios, se hicieron devotos como él.